domingo, 22 de febrero de 2015

Sobre una comprensión del triunfo de la ortodoxia. 1 de marzo - Domigo del Trinunfo de la Ortodoxía

Sobre una comprensión del triunfo de la ortodoxia.

Con alegría recibimos esta celebración memorable, ¿cuál es el triunfo? Sencillamente la Iglesia es de optimismo y esperanza, partimos de la Encarnación y de su gloriosa Ascensión a los Cielos, la perspectiva de la Iglesia Bielorrusa es la mirada vertical que nos lleva a la adoración   en la fe que solo a Dios conviene.

San Nicéforo
San Metodio , patriarca de Constantinopla, su fiesta es el 14 de junio

Esta celebración es el triunfo de Dios, no de los hombres incluso de la iglesia, no, es el triunfo de la verdad que es una identidad no abstracta,  cuyo nombre es Jesucristo ¿cómo podemos aprovechar este día? Ver como el Señor de la historia entra en nuestra historia, el santo patriarca Metodio ilustra muy bien el argumento de la veneración de los iconos, no se adora ni se cree que sean mágicos, solo se rinde adoración a Cristo que ha divinizado a la carme, se respeta con sumo cuidado lo que representa, sería impensable una Iglesia ortodoxa sin iconos. Un análisis teocrático de la visión de la Iglesia dice que “Con muy sincera  fe y piedad  de hijos honramos a la Santísima Theotokos (la Madre de Dios) de Nuestro Señor, rogando su  protección y pronto amparo y socorro. Acudimos a los Santos y Santas milagrosos para que ayudan a nuestras necesidades espirituales y corporales [...;] con profunda piedad nos acercamos  besamos y reverenciamos sus  reliquias y sus iconos sagrados”. En   el Siglo III  comenzó la realización de los iconos, en el progreso de la Iglesia y en su atención a Dios.  Sin reparos con  las argumentos teológicos, surge una arte pictórico que nos muestra la realidad celestial, el icono es la imagen o prototipo y la defensa es la Encarnación, el Verbo encarnado tomo carne humana, podríamos decir que es la representación  de Cristo visible y real: yo no venero a la imagen si no al Creador de la imagen  que Cristo ha tomado, parafraseando a San Juan Damasceno.  







«Pues si el Hijo de Dios, tomando la condición de siervo, revistió de la figura humana y, hecho semejante a los hombres, apareció en su porte como hombre, ¿por qué no vamos a poder representar su imagen?»
(De imagínibus I).


S. Juan Damasceno
Defensor de los iconos
 Defendió la práctica de la veneración de imágenes contra los iconoclastas
Orador de Oro" por su elocuencia.  Gran poeta de la Iglesia del Este.
"Lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen para los que no leen. Lo que se enseña con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos. Las imágenes son el catecismo de los que no leen. -San Juan Damasceno."

Emperatriz Teodora su fiesta el 11 de febrero

       Teodora y el patriarca Metodio, deciden reconciliarse con Roma y volver a instaurar el culto a las imágenes
El muy santo Concilio  esclarece la postura de los iconos
             El Concilio II de Nicea (VII ecuménico)
(Sesión VII)

El triunfo es en la aceptación del bien, la bondad y la belleza, la aceptación de la Encarnación
Es “time” es el tipo de adoración que recibe tratándose de un prototipo remontándose  al original. El Santo Concilio Niceno II, dice que el que venera a la imagen, venera a quien representa (hipostasis), es un carácter  relacional, el patriarca Niceforo sintetiza con pocas palabras que el que no venera a los iconos, niega la Encarnación. Gregorio Magno afirma que el icono tiene finalidad educativa. El triunfo radica en que se venera al icono en la interioridad, en el reflejo que nos enseña, la muy santa emperatriz   y su hijo Miguel pidiendo en persona misericordia por la acción de su esposo, fue en procesión a la iglesia con los íconos, ayunaron en saco y ceniza y reconocieron al Creador  
Monasterio de Estudion, el abad, Teodoro, aún desde el destierro, siguió defendiendo con sus epístolas, la ortodoxia del culto iconográfico.



 

 
 La Iglesia de Sta. María de Blakernas,

 

4 grandes patriarcas que dieron testimonio: Germán, Tarasio, Nicéforo y Metodio, todo un símbolo de la ortodoxia y del triunfo definitivo del culto iconográfico.


Para confirmar esta tradición, bajo el reinado conjunto de Miguel III y Basilio I se decoró e
el ábside de la basílica de Sta. Sofía con la imagen de la Virgen con el Niño (Theotokos) y los cuatro grandes patriarcas



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