San León, obispo de Catania en Sicilia (~ 780)
en la época de
las primeras persecuciones de los santos iconos. Él nació en Ravenna a una
familia noble, y se convirtió en obispo de su ciudad natal. Pronto su
reputación como un verdadero pastor del rebaño de Cristo, propagación, y fue
elegido obispo de Catania, en Sicilia. Como suele ser cierto aún hoy en día, la
ciudad, aunque nominalmente cristiana, estuvo plagado por la superstición y paganismo.
El santo obispo se dedicó a convertir a la gente de error: por sus oraciones causó que un templo pagano se colapsara y construyó una iglesia en su sitio,
dedicado a las Cuarenta Mártires de Sebaste. En ese momento toda la isla estaba
bajo el dominio opresivo de un mago llamado Heliodoro, que utiliza todas sus
habilidades mágicas para oprimir al pueblo y avanzar en él.
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Los cuarenta mártires de Sebaste |
A pesar de que
había sido tomado cautivo por orden imperial, y condenado a muerte, que siempre
fue capaz de escapar de sus captores por sus habilidades ocultas. San León, que
buscaba la conversión de todos, hizo todo lo posible para convertir al siniestro mago a
Cristo, pero sin ningún efecto. Un día Heliodoro entró en la iglesia durante la
Divina Liturgia, burlándose de los misterios de Cristo. El Santo salió del
santuario y, echando su omophorion el burlador, al instante le privó de sus
poderes demoníacos. El Prefecto de Sicilia ordenó el mago al ser quemados
vivos. Obispo Leo fue a la hoguera con él, pero surgió sin marca sin siquiera
olor de fuego sobre él, mientras que Heliodoro fue reducido a cenizas.
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HELIODORO MAGO |
la Fiereza de San
León en defensa de la Fe fue igualada por su amor y su compasión por los pobres
y los indefensos, de los que se sirvió sin cesar con oraciones, limosnas y las
visitas. Por sus oraciones le restauró la vista a los ciegos y sanó al
paralítico. Después de su reposo, sus santas reliquias, que emanaba una mirra
fragante, se veneraba en una iglesia que había fundado en honor de Santa Lucía.
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