Una hermosa y profunda reflexión del Rev Diacono Nicolas de Myra
En las antiguas epístolas de los Padres Apostólicos,
se afirma que la luz del mundo no es la luz de Dios, que posiblemente la Luz de Dios, es oscuridad para
el mundo, todo depende el camino elegido, el de la muerte o el de la vida. Es
necesario no confundir las cosas del Espíritu con las cosas de la carne, ni la Luz de la carne con la Luz del Espíritu, como afirma
Dionisio Areopagita: S.B. Patriarca Tomé I
Cuan cierto es que la Luz del mundo no es la luz de
Dios, que gran elogio que alguien le podría haber hecho, porque si brillara
para el mundo, estaría perdido para Dios...
Muchas veces veo que confundimos la fama del
mundo con el progreso espiritual o que buscamos la fama, el ser para el mundo,
en vez de buscarlo a Dios y de ser para Dios...
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San Martín de Porres |
Los Santos que mas querido fueron diamantes
que nunca brillaron para el mundo, es más, jamás quisieron brillar, por ejemplo
San Martín de Porres, el Santo cura de Arz, San Francisco de Asís, Santa
Teresita, y tantos otros... Si bien después de su muerte, se contaron grandes
historias de ellos, algunas inspiradas en la necesidad de los hombres de
hacerlos brillar, en realidad sus vidas fueron muy sencillas para los hombres,
diría que tanto que a algunos les molestaba, siempre recuerdo como San Martín
de Porres era maltratado por muchos de sus monjes compañeros de su convento y
el Santo cura de Arz, expulsado de tantos lugares por sus propios hermanos...
El brillos de Dios está en la Humildad, en el servicio
personal a Dios, en la oración, en la entrega total de nuestra vida a Él, en el
servicio al hermano que no se ve, cuanto mas desaparezcamos nosotros y
mostremos a Cristo, mas se verá su Luz... pero esta es una luz que nunca la va
a ver el mundo...
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