domingo, 22 de marzo de 2015

La escalera espiritual de San Juan Clímaco

Escalera espiritual

Clímaco significa: escala para subir al cielo.

El glorioso apellido de este santo proviene de un texto famoso que  escribió y que llegó a ser inmensamente conocido y sumamente leído en la Edad Media. El nombre de tal libro era "Escalera para subir al cielo, Scala Paradisi, o Escala Espiritual". Y eso mismo en griego se dice "Clímaco". San Juan Clímaco vivió en el siglo VII.  Fue abad del monasterio de Santa Catalina en el Monte Sinaí, quizá el más importante centro de difusión del "hesicasmo". Su LEGADO, "La Escala Espiritual" se compone de 30 capítulos que enfatizan el  los peldaños del sendero o ascensión  hacia Dios o  a semejanza de la bíblica escala de Jacob.


                                      San Gregorio Nacianceno
                                             San Basilio

San Juan Clímaco nació en Palestina y se formó leyendo e instruyéndose en  los libros de San Gregorio Nazanceno y de San Basilio. A los 16 años se fue de monje al Monte Sinaí. Después de cuatro años de preparación fue admitido como religioso. El mismo narraba después que en sus primeros años hubo dos factores que le ayudaron mucho a progresar en el camino de la perfección. El primero: no dedicar tiempo a conversaciones inútiles, y el segundo: haber encontrado un director espiritual santo y sabio que le ayudó a reconocer los obstáculos y peligros que se oponían a su santidad. De su director aprendió a no discutir jamás con nadie, y a no llevarle jamás la contraria a ninguno, si lo que el otro decía no iba contra la Ley de Dios o la moral cristiana.

Durante 40 años estuvo dedicado a la reflexión pausada de las Escrituras, a la oración, y al  trabajo manual. Y llegó a ser reconocido por su comprensión de las Escrituras  de Oriente, pero se ocultaba, modestamente, ante la gente, pues  su conocimiento lo ocultaba  y en todo aparecía sencillo, igual a todos los otros. En lo que sí aparecía distinto era en su desprendimiento total de todo afecto por el comer y el beber. Sus ayunos eran constantes  y los demás comentaban que el beber y alimentarse  pareciera que le causaba estorbo. Su penitencia es ayunar siempre.

Su oración es el pedir perdón a Dios por sus pecados y por los pecados de los demás. Los que lo veían rezar afirmaban que sus ojos parecían dos aljibes de lágrimas. Rompía en lágrimas  al pensar en lo mucho que todos ofendemos cada día a Nuestro Señor. Y de vez en cuando se entraba a una cueva a rezar y allí se le oía gritar: ¡Perdón, Señor piedad. No nos castigues como merecen nuestros pecados. Jesús misericordioso tened compasión de nosotros los pobres pecadores!
El don que Dios le concedió, es la dirección de almas. Al principio de su vida en el monacato, varios hermanos monjes  les molestaba   diciéndole que dedicaba  demasiado tiempo dando consejos a los demás. Juan santamente creyó sinceramente  que aquello era un caritativo consejo y se impuso como  penitencia de estarse un año entero sin  hablar nada ni dar ningún consejo alguno. Pero al final, los monjes  se reunieron en comunidad y le pidieron que por amor a Dios y al prójimo siguiera brindando dirección espiritual, para el consuelo,  porque el gran regalo que Dios le había concedido era el de saber dirigir las almas. Y empezó de nuevo a aconsejar. Las gentes que lo visitaban en el Monte Sinaí decían de él estas palabras inspiradoras: "Así como Moisés cuando subió al Monte a orar bajó luego hacia sus compañeros con el rostro totalmente iluminado, así este santo monje después de que va a orar a Dios viene a nosotros lleno de iluminaciones del cielo para dirigirnos hacia la santidad".

El superior del monasterio, tuvo un gran acierto le pide que pusiera por escrito la receta que él daba a la gente para obtener la santidad. Y fue entonces cuando escribió el famoso libro del cual le vino luego su apellido: "Clímaco", o Escalera para subir al cielo. Se compone de 30 capítulos, que enseñan los treinta grados para ir subiendo en santidad hasta llegar a la perfección. El primer peldaño o la primera escalera es cumplir aquello que dijo Jesús: "Quien desea ser mi discípulo tiene que negarse a sí mismo". El primer escalón es llevarse la contraria a sí mismo, mortificarse en algo cada día. El segundo es tratar de recobrar la blancura del alma pidiendo muchas veces perdón a Dios por pecados cometidos, el tercero es el plan o propósito de enmendarse y cambiar de vida. Los últimos tres, los peldaños superiores, son practicar la Fe, la Esperanza y la Caridad. La lectura
A San Juan Clímaco le concedió el Altísimo,   otro don y fue el de ser instrumento de la paz a muchísimas almas angustiadas y llenas de preocupaciones. Las personas desesperadas encontraban en Juan consuelo  de las terribles tentaciones y él les decía: "Oremos porque los malos espíritus se alejan con la oración". Y después de dedicarse a rezar por varios minutos en su compañía aquella persona,  sentía una paz y una tranquilidad que supera todo entendimiento. Clímaco decía a la gente: "Así como los israelitas quizás no habrían logrado atravesar el desierto si no hubieran sido guiados por Moisés, así muchas almas no logran llegar a la santidad si no tienen un director espiritual que los guíe". Y él fue ese instrumento,  guía providencial para millares de personas por 40 años.
Los sucesos maravillosos que sucedían,  se comentan por ejemplo, un mancebo que era dirigido espiritualmente por San Juan Clímaco, estaba durmiendo junto a una gran roca, a muchos kilómetros del santo, cuando oyó que este lo llamaba y le decía: "Aléjese de ahí". El otro despertó y salió corriendo, y en ese momento se desplomó la roca, de tal manera que lo habría aplastado si se hubiera quedado allí.
En un año en el que por muchos meses no caía una gota de agua y las cosechas se perdían y los animales se morían de sed, las gentes fueron a donde nuestro santo a rogarle que le pidiera a Dios para que enviara las lluvias. El subió al Monte Sinaí a orar y Dios respondió enviando abundantes lluvias.



                                               Monte Sinaí

Era tal la fama de santidad que tenían las oraciones de San Juan Clímaco, que el mismo  Papa San Gregorio le escribió pidiéndole que lo encomendara en sus oraciones y le envió colchones y camas para que pudiera hospedar a los peregrinos que iban a pedirle dirección espiritual. Para san Juan Clímaco, “la oración es, en cuanto a su naturaleza, la conversación y la unión del hombre con Dios, y en cuanto a su eficacia, la conversión del mundo y su reconciliación con Dios, la madre lo mismo que la hija de las lágrimas, la propiciación por los pecados, un puente elevado por encima de las tentaciones, una muralla contra las tribulaciones, la extinción de las guerras, la obra de los ángeles, el alimento de todos los seres incorporales, la alegría futura, la actividad que no cesa jamás, la fuente de las gracias, la proveedora de carismas, un progreso invisible, el alimento del alma, la iluminación del espíritu...” ( JUAN CLÍMACO, La Santa Escala, 28º peldaño, 1. PG 88, 1129 A-B (Trad. P. DESEILLE, SO 24, Bellefontaine, 1987, p. 290)
Cuando ya tenía más de 70 años, los monjes lo eligieron Abad del monasterio del Monte Sinaí y ejerció su asignación con satisfacción y provecho espiritual. Cuando sintió que la muerte se acercaba renunció al cargo de superior y se dedicó por completo a preparar su viaje a la eternidad. Y al cumplir los 80 años murió santamente en su monasterio del Monte Sinaí. Jorge, su discípulo predilecto, le pidió llorando: "Padre, lléveme en su compañía al cielo". El oró y le dijo: "Tu petición ha sido aceptada". Y poco después murió Jorge también.

 ¿Cual es el significado en este tiempo litúrgico de Cuaresma?
.- La Cuaresma se inicia en la tradición ortodoxa con la celebración del Domingo de Perdón.
.- Cada fiel ortodoxo ruega por el perdón ante su comunidad y al mismo tiempo perdona las faltas ajenas, no juzgar. 
.- Inicia un periodo de preparación a la Pascua conocido como Gran Ayuno el cual se extiende a lo largo de 40 días.-
 .- Recurre al auxilio de la Theotokos (Madre de Dios) y a su veneración.
.- el Gran Canon de San Andrés de Creta, propio de la semana que antecede al Gran Ayuno y el Akathistos a la Madre de Dios, el cual es tradición y obligación durante el periodo de la Cuaresma.
el himno Agni Parthene (Virgen Madre, Alégrate).
.- Pregonar en el  misterio de la Encarnación que la  Madre de Dios es parte determinante.
.- El triunfo sobre los Iconoclastas con los cantos de “Ahora las lanzas de la herejía adversaria han sido aniquiladas” y el monoghenis “Oh Verbo de Dios Hijo Unigénito”. 
.- En el Segundo Domingo de San Gregorio Palamas, el tropario es “Oh estrella de la Ortodoxia, sostén y maestro de la Iglesia”, así como en el Cuarto es el tropario de San Juan Clímaco y el siguiente domingo, el tropario de Santa María Egipciaca, ya cercano a lo que será el sábado dedicado a Lázaro e inicio de la Semana Santa.

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