domingo, 13 de septiembre de 2015

La Liturgia.





 
8. La Liturgia

290.- No tratamos ahora de la naturaleza de la Liturgia como culto divino, no en cuanto que comprende  a los sacramentos necesarios para la vida espiritual; sino que nos ocupamos únicamente el influjo que tiene la acción litúrgica en la vida interior del hombre; y según esto, en su vida espiritual.

291.- Nadie niega la existencia de este influjo. Asimismo ejerce su acción en el hombre exterior,  es decir, que la Liturgia compone también el cuerpo. Aquello que imprime esa nota característica en el rostro, en las manos en los gestos, en el modo de nadar y de hablar de un sacerdote, es sin duda alguna, el continuo ejercicio litúrgico, por el cual adquiere esa dignidad sencilla que lo distingue entre millares, aunque se presente disfrazado y que hace que sea imposible llevar a la escena como actor, al sacerdote católico. De igual manera el servicio litúrgico ejerce su acción formadora en el hombre interior.

292.- el que intervine con frecuencia  en los actos litúrgicos no puede menos de recibir algo del estilo litúrgico en su vida espiritual; la madurez religiosa, el justo medio, la sobriedad sigla exaltación, pero que comprende toda la escala del sentimiento humano, desde la más amarga tristeza hasta el gozo pascual; la reverencia profunda ante lo divino junto con la familiaridad; el espíritu de penitencia con la paz interior; una suma individualidad, - los sacramentos, como la Sda. Comunión, son para cada uno en particular-, y una unión notable con todos; abundancia y variedad en el culto de los santos son que por eso deje e destacarse el centro de too que es Cristo.

293.- la liturgia nos enseña la manera de creer y de orar, aquella persuasión intima y vital de la beldad de los objetos materiales y visibles. allí aprendemos también que las ceremonias y la recitación de las fórmulas separadas son algo real. Nunca llega a comprenderse ese concepto de “del cumplimiento de los oficios religiosos”,  que tiene los acatólicos, que no nutren su espíritu en la escuela de la Liturgia, y que piensa que la oración debe ser necesaria mente cierta eclosión sentimental. (También algunos acatólicos se dejan seducir más o menos por esta menea de pensar a creer que junto con la Liturgia es necesaria también “la devoción”, estos tales piensan que la Liturgia les perturba “sus devociones”).

294.- No obstante, la eficacia de la Liturgia en la vida espiritual no es ilimitada. La liturgia forma mas bien que crea la vida espiritual ya existente. En primer lugar forma al que la desempeña, y no de la misma manera al seglar. Por eso no basta la sola participación en la Liturgia, como único alimento de la vida espiritual.

                                    (Curso Breve De Teologia Ascetica Ludovico Hertling S I)