sábado, 23 de noviembre de 2013

De las lecturas De Francisco De la Caridad, Archieparca




CAPÍTULO III
De la caridad
 153.-Definición. P. ¿Qué es la caridad?
R. es una virtud por la cual amamos á Dios como á sumo bien, por sí mismo, y al prójimo por Dios, de entre todas las virtudes la caridad es la más excelente.
El objeto formal de la caridad es la bondad infinita de Dios.
El objeto material primario es Dios, el secundario el prójimo.
ARTICULO  PRIMERO
Del amor á Dios
154.- Principio. Hay precepto especial de amar a Dios sobre todas las cosas, ya con efecto interno, con dilección verdadera del corazón, ya con obras externas. Consta de las palabras de Jesucristo: Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón. Etc. S. Mateo. 22 37.
II. Principio. El precepto de la caridad, en cuanto es afirmativo, obliga á amar á Dios, apreciativamente sobre todas las cosas; más no intensamente, porque la esencia del amor no consiste en grados. Doctrina común.
155. P. ¿Cuándo obliga el precepto el amor?
R. Obliga igualmente como el precepto de hacer actos de fe. Véase lo dicho sobre la virtud  de la fe. N 132.
156. Consecuencias. Las personas piadosas cumplen fácilmente net el precepto; pues hacen verdaderos actos de caridad, ya gozándose de las perfecciones divinas, ya deseado que Dios sea amado ó que todos guarden los preceptos divinos ya orando  huyendo ó resistiendo al pecado,  etc.
Por lo expuesto se comprenderá cuan precioso y amadas de Dios sean  aquellas almas que, actuadas frecuentemente en la presencia de Dios, prorrumpen en continuos actos de amor a Dios o en gemidos de interna contrición.
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DEL AMOR AL PRÓJIMO
CAPÍTULO IV
Del amor debido al prójimo ó a todos en general
157. I. Principio. Hay precepto de amar al prójimo con verdadero afecto interno. Consta de las  palabras de Jesucristo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. S, Mateo. 22. 39.
II. Principio. Se ha de guardar el orden natural en el amor al prójimo anteponiendo á los otros los  que son más ó menos  perfectos, ó están más unidos á los lazos de la sangre, de la amistad ó de la patria, etc.
REGLAS DEL ORDEN DE LA CARIDAD
158. PRIMERA REGLA. En condiciones iguales cada uno esta obligado a amarse simple y absolutamente más a si mismo que al prójimo. La razón es, porque uno mismo es más prójimo, que cualquier otro. De aquí nace el axioma. La caridad bien ordenada comienza por si mismo.
SEGUNDA REGLA. Estamos obligados a socorrer al prójimo, anteponiendo a nuestras comodidades, en el orden siguiente.
1. º En caso de necesidad extrema espiritual, debemos socorrer aún con peligro de perder nuestra  vida. S. Ligorio. N. 27.
2. º En caso de necesidad extrema temporal, debemos socorrer al prójimo, aunque sea con gran sacrificio. S. Ligorio. N. 21.
3. º En caso de necesidad grave espiritual o temporal, debemos socorrer al prójimo, pero no con gran sacrifico, á no ser que haya obligación de justicia
4. º en caso de necesidad común   de uno y de otro orden, debemos socorrer al prójimo aun con sacrificio, pero solo leve. San, Ligorio. N. 32.
Tercera regla. De entre las diversas personas que debemos amar, se han de preferir las que nos son más unidas por la sangre, la amistad, la religión, el oficio, habitación, pues Dios mismo ha establecido estos lazos.
Así se ha de anteponer el amor reverencial debido a los padres, á los demás; la intensidad del afecto á la esposa, antes que a los hijos; a los hijos, antes que  a los hermanos; a los hermanos, antes que a los parientes; a los parientes, antes que a los amigos; a los amigos, antes que los bienhechores; a los superiores y a los que son útiles al bien público, antes que a los demás, etc. S. Ligorio. Homb. Apost. N. 15.
159.- CONSECUENCIAS. Peca contra la caridad debida a si mismo, leve o gravemente, según la gravedad de la materia, el que por negligencia  descuida la salud del alma ó del cuerpo.
No es licito exponer se al peligro al prójimo de pecar, para impedir que peque otro; otra cosa sería si sólo fuese el peligro remoto, S. Liborio. Homb. Apot. N. 14
No está obligado a  exponerse a morir el que prevé que morirá por prestar auxilio, á no ser que lo exija el bien común.
160.- ¿Es pecado contra la caridad desearse la muerte por  sufrir tanto en la vida?
R. Si es por el deseo del cielo, es virtud; si es porque la vida es más dura que la muerte, Dice San Ligorio, no es pecado; más si es por ligereza o impaciencia, es solo culpa leve , á no ser que quisiese contrariar el orden de la Providencia.
P. ¿Es pecado contra la caridad el desear al prójimo un mal temporal, ó alegrarse de él, pero por buen fin: v. g., para que se convierta de su mala vida?
R. No es pecado, si fuese para su mayor bien ó menor mal. Así, es lícito alegrarse de la calamidad de un perseguidor de la Iglesia, si es para su propio bien espiritual, ó para bien común, o de muchas personas, el mal que padece.

En otro caso, es indudablemente  pecado. S. Ligorio. N 30. 

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