CAPÍTULO III
De
la caridad
153.-Definición. P. ¿Qué es la caridad?
R. es una virtud
por la cual amamos á Dios como á sumo bien, por sí mismo, y al prójimo por
Dios, de entre todas las virtudes la caridad es la más excelente.
El objeto formal
de la caridad es la bondad infinita de Dios.
El objeto material
primario es Dios, el secundario el prójimo.
ARTICULO PRIMERO
Del
amor á Dios
154.-
Principio.
Hay precepto especial de amar a Dios sobre todas las cosas, ya con efecto interno,
con dilección verdadera del corazón, ya con obras externas. Consta de las
palabras de Jesucristo: Amaras al Señor
tu Dios con todo tu corazón. Etc. S. Mateo. 22 37.
II.
Principio.
El precepto de la caridad, en cuanto es afirmativo, obliga á amar á Dios, apreciativamente sobre todas las cosas;
más no intensamente, porque la esencia del amor no consiste en grados. Doctrina común.
155. P. ¿Cuándo
obliga el precepto el amor?
R. Obliga igualmente como
el precepto de hacer actos de fe. Véase
lo dicho sobre la virtud de la fe. N
132.
156. Consecuencias. Las personas piadosas
cumplen fácilmente net el precepto; pues hacen verdaderos actos de caridad, ya gozándose
de las perfecciones divinas, ya deseado que Dios sea amado ó que todos guarden
los preceptos divinos ya orando huyendo
ó resistiendo al pecado, etc.
Por lo expuesto
se comprenderá cuan precioso y amadas de Dios sean aquellas almas que, actuadas frecuentemente
en la presencia de Dios, prorrumpen en continuos actos de amor a Dios o en
gemidos de interna contrición.
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DEL AMOR AL PRÓJIMO
CAPÍTULO IV
Del amor debido al prójimo ó a todos en general
157. I. Principio. Hay precepto de amar al prójimo
con verdadero afecto interno. Consta de las
palabras de Jesucristo. Amarás a
tu prójimo como a ti mismo. S, Mateo. 22. 39.
II. Principio. Se ha de guardar el orden
natural en el amor al prójimo anteponiendo á los otros los que son más ó menos perfectos, ó están más unidos á los lazos de
la sangre, de la amistad ó de la patria, etc.
REGLAS DEL ORDEN DE LA CARIDAD
158. PRIMERA REGLA. En condiciones iguales cada
uno esta obligado a amarse simple y absolutamente más a si mismo que al prójimo.
La razón es, porque uno mismo es más prójimo, que cualquier otro. De aquí nace
el axioma. La caridad bien ordenada comienza por si mismo.
SEGUNDA REGLA. Estamos obligados
a socorrer al prójimo, anteponiendo a nuestras comodidades, en el orden
siguiente.
1. º En caso de necesidad
extrema espiritual, debemos socorrer aún con peligro de perder nuestra vida. S.
Ligorio. N. 27.
2. º En caso de
necesidad extrema temporal, debemos socorrer al prójimo, aunque sea con gran sacrificio.
S. Ligorio. N. 21.
3. º En caso de
necesidad grave espiritual o temporal, debemos socorrer al prójimo, pero no con
gran sacrifico, á no ser que haya obligación de justicia
4. º en caso de necesidad
común de uno y de otro orden, debemos socorrer al prójimo
aun con sacrificio, pero solo leve. San,
Ligorio. N. 32.
Tercera regla.
De entre las diversas personas que debemos amar, se han de preferir las que nos
son más unidas por la sangre, la amistad, la religión, el oficio, habitación,
pues Dios mismo ha establecido estos lazos.
Así se ha de
anteponer el amor reverencial debido a los padres, á los demás; la intensidad
del afecto á la esposa, antes que a los hijos; a los hijos, antes que a los hermanos; a los hermanos, antes que a
los parientes; a los parientes, antes que a los amigos; a los amigos, antes que
los bienhechores; a los superiores y a los que son útiles al bien público,
antes que a los demás, etc. S. Ligorio.
Homb. Apost. N. 15.
159.- CONSECUENCIAS. Peca contra la caridad
debida a si mismo, leve o gravemente, según la gravedad de la materia, el que
por negligencia descuida la salud del
alma ó del cuerpo.
No es licito exponer
se al peligro al prójimo de pecar, para impedir que peque otro; otra cosa sería
si sólo fuese el peligro remoto, S.
Liborio. Homb. Apot. N. 14
No está obligado
a exponerse a morir el que prevé que
morirá por prestar auxilio, á no ser que lo exija el bien común.
160.- ¿Es pecado contra la caridad desearse la muerte
por sufrir tanto en la vida?
R. Si es por el
deseo del cielo, es virtud; si es porque la vida es más dura que la muerte,
Dice San Ligorio, no es pecado; más si es por ligereza o impaciencia, es solo
culpa leve , á no ser que quisiese contrariar el orden de la Providencia.
P. ¿Es pecado contra la caridad el desear al prójimo
un mal temporal, ó alegrarse de él, pero por buen fin: v. g., para que se
convierta de su mala vida?
R. No es pecado,
si fuese para su mayor bien ó menor mal. Así, es lícito alegrarse de la
calamidad de un perseguidor de la Iglesia, si es para su propio bien espiritual,
ó para bien común, o de muchas personas, el mal que padece.
En otro caso, es
indudablemente pecado. S. Ligorio. N 30.
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