martes, 19 de noviembre de 2013

11 De noviembre San Martin, évêque de Tours



                             11 De noviembre  San Martin, évêque de Tours (397).                       
El caritativo y celoso san martín es oriundo de Sabaria en la panonia Hungría, a la edad de diez años se hizo catecúmeno contra la voluntad de sus padres  que eran gentiles; y a los quince en virtud de un decreto imperial fue alistado en al milicia, como hijo que era de un tribuno militar; y sirvió en el ejercito de Constancio; y después en el de Juliano el apóstata . Entrando un día de invierno en Amiens, pidióle limosna un pobre, desnudo y temblando de frío; y como martín no tuviese que darle, sacó la espada, corto por medio la capa; y dio la mitad al mendigo. Este era el mimo Salvador, como lo manifestó apareciéndosele la noche siguiente rodeado de ángeles, y diciéndole estas palabras: “Martín, siendo aún catecúmeno, me cubrió con este vestido.” después de este tan señalado favor, recibió el santo bautismo, y propuso dejar las armas para entregarse del todo al servicio de su divino rey Jesucristo. Partióse luego a Poitiers en busca del santo obispo Hilario; y con su magisterio aprovechó tanto en  la virtud, que San Hilario le hubiera ordenado de diácono, si él por su humildad no lo rehusara, prefriendo quedarse en el grado de exorcista. Deseando convertir a sus padres, volvió a Hungría, su patria; y redujo a la fe a su madre  y a otras muchas personas, pero no pudo acabar con su padre, que dejase la superstición de los paganos. Allí defendió la verdadera  fe contra los arrianos, de los cuales fue azotado públicamente y desterrado. Pasó a Milán, y se encerró en un monasterio, de donde le echo  la facción de aquellos herejes: y volviendo a la Galias en busca de San Hilario, edificó el monasterio de Ligugé, donde resplandeció con tan santa vida, que con sus  oraciones resucito dos muertos: Habiendo vacado la sede de Turs  por universal aclamación fue escogido por obispo de aquella diócesis : y previendo su resistencia le sacaron el monasterio , con achaque de que fuese a avistar a un enfermo , y entonces le llevaron casi por la fuerza a la iglesia de Tours. Edifico otro monasterio, donde vivió algún tiempo con ochenta santos monjes; convirtió innumerables infieles , sano un leproso con solo besarle, sosegó en Tréveris un grave tumulto; y salía de él con tanta copia la gracia de los milagros, que hasta los pedazos de su vestidos, las cartas que escribía y las pajas de su lecho obraba milagrosas curaciones. Habiendo compuesto en Candes ciertas diferencias, se sintió enfermo; y entendió que llegaba el día de su muerte, por la cual suspiraba. Decíanle llorando sus discípulos: ¿Porque nos dejas, oh padre? ¿A quién puedes encomendarnos que nos consuele en nuestra orfandad?” Enternecido él, decía: “¡Señor! si todavía soy necesario a tu pueblo, no rehúso el trabajo; mas como el Señor le llamaba para si , expiro placidamente a la edad ochenta y un años; y su alma fue vista subir al cielo llevada en manos de los ángeles.
Reflexión: ¿cómo se explica la heroica caridad de San Martín para con los pobres y necesitados ¿es que veía constantemente en sus prójimos, especialmente en los pobrecitos , al persona de Cristo nuestro Señor. ¡Oh, si nosotros le imitáramos en esta parte! ¡Cuantas gracias recibiríamos de a manos de Cristo, a quién ellos representan!
Oración: Oh Dios, que conoces que por nuestras fuerzas no podemos subsistir; concédenos benigno que, por la intercesión de tu confesor y pontífice San Martín, seamos fortalecidos contra todos los males que nos cercan. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amíñ.

                                  A mediados del siglo XI, la teología eucarística latina fue perturbada  por las enseñanzas e influencia  de Berengario, canónigo y maestro general de San Martín de Tours. A través de una interpretación dialéctica de citas de Agustín que había recopilado, Berengario atacó la comprensión tradicional de la eucaristía y forzó a los pensadores teológicos a hacer una opción entre simbolismo y realismo. Los dos habían sido ligados entre sí por los teólogos anteriores a él y por los Padres. Aunque las citas agustinianas de Berengario jugaron un papel importante en la reflexión de mediados del siglo XII que llevó a una articulación teológica de la noción de sacramento y a la lista de los siete sacramentos, la reacción contra la doctrina de Berengario por los teólogos y el papado fue violenta y se expresó en una forma ultrarealista. Berengario tuvo que admitir que el cuerpo y la sangre verdaderos de Cristo están presentes sobre el altar después de la consagración, que el cuerpo de Cristo es roto por las manos del sacerdote y masticado por los dientes de los comulgantes. Esta misma doctrina parece implicada en los numerosos milagros eucarísticos de esta época, en los cuales aparecía un pedazo de carne o corría sangre. Esta doctrina, lo mismo que el término "transubstanciación" (cuyo uso comenzó a mediados del siglo XII), tuvo a su vez que ser reinterpretada por los teólogos escolásticos, quienes hacían una distinción entre la presencia eucarística substancial y los accidentes del pan y del vino. Pero la devoción a Cristo jugaba indudablemente en el desarrollo del culto eucarístico un papel más fuerte que el debate teológico. La piedad eucarística se dirigía a Jesús en la cruz, en tanto la teología eucarística se concentraba en la consagración y en la presencia de Cristo en la eucaristía, más bien que en el memorial de su pasión.

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