11 De
noviembre San Martin, évêque de Tours
(397).
El caritativo y celoso san martín es oriundo de Sabaria en la panonia
Hungría, a la edad de diez años se hizo catecúmeno contra la voluntad de sus
padres que eran gentiles; y a los quince
en virtud de un decreto imperial fue alistado en al milicia, como hijo que era
de un tribuno militar; y sirvió en el ejercito de Constancio; y después en el
de Juliano el apóstata . Entrando un día de invierno en Amiens, pidióle limosna
un pobre, desnudo y temblando de frío; y como martín no tuviese que darle, sacó
la espada, corto por medio la capa; y dio la mitad al mendigo. Este era el mimo
Salvador, como lo manifestó apareciéndosele la noche siguiente rodeado de
ángeles, y diciéndole estas palabras:
“Martín, siendo aún catecúmeno, me cubrió con este vestido.” después de
este tan señalado favor, recibió el santo bautismo, y propuso dejar las armas
para entregarse del todo al servicio de su divino rey Jesucristo. Partióse
luego a Poitiers en busca del santo obispo Hilario; y con su magisterio
aprovechó tanto en la virtud, que San
Hilario le hubiera ordenado de diácono, si él por su humildad no lo rehusara,
prefriendo quedarse en el grado de exorcista. Deseando convertir a sus padres,
volvió a Hungría, su patria; y redujo a la fe a su madre y a otras muchas personas, pero no pudo
acabar con su padre, que dejase la superstición de los paganos. Allí defendió
la verdadera fe contra los arrianos, de
los cuales fue azotado públicamente y desterrado. Pasó a Milán, y se encerró en
un monasterio, de donde le echo la
facción de aquellos herejes: y volviendo a la Galias en busca de San Hilario,
edificó el monasterio de Ligugé, donde resplandeció con tan santa vida, que con
sus oraciones resucito dos muertos:
Habiendo vacado la sede de Turs por
universal aclamación fue escogido por obispo de aquella diócesis : y previendo
su resistencia le sacaron el monasterio , con achaque de que fuese a avistar a
un enfermo , y entonces le llevaron casi por la fuerza a la iglesia de Tours.
Edifico otro monasterio, donde vivió algún tiempo con ochenta santos monjes;
convirtió innumerables infieles , sano un leproso con solo besarle, sosegó en
Tréveris un grave tumulto; y salía de él con tanta copia la gracia de los
milagros, que hasta los pedazos de su vestidos, las cartas que escribía y las
pajas de su lecho obraba milagrosas curaciones. Habiendo compuesto en Candes
ciertas diferencias, se sintió enfermo; y entendió que llegaba el día de su
muerte, por la cual suspiraba. Decíanle llorando sus discípulos: ¿Porque nos
dejas, oh padre? ¿A quién puedes encomendarnos que nos consuele en nuestra
orfandad?” Enternecido él, decía: “¡Señor! si todavía soy necesario a tu
pueblo, no rehúso el trabajo; mas como el Señor le llamaba para si , expiro
placidamente a la edad ochenta y un años; y su alma fue vista subir al cielo
llevada en manos de los ángeles.
Reflexión: ¿cómo se explica la heroica caridad de San Martín para con los pobres y
necesitados ¿es que veía constantemente en sus prójimos, especialmente en los
pobrecitos , al persona de Cristo nuestro Señor. ¡Oh, si nosotros le imitáramos
en esta parte! ¡Cuantas gracias recibiríamos de a manos de Cristo, a quién
ellos representan!
Oración: Oh Dios, que conoces que por nuestras fuerzas no podemos subsistir;
concédenos benigno que, por la intercesión de tu confesor y pontífice San
Martín, seamos fortalecidos contra todos los males que nos cercan. Por
Jesucristo Nuestro Señor. Amíñ.
A
mediados del siglo XI, la teología eucarística latina fue perturbada por las enseñanzas e influencia de Berengario, canónigo y maestro general de
San Martín de Tours. A través de una interpretación dialéctica de citas de
Agustín que había recopilado, Berengario atacó la comprensión tradicional de la
eucaristía y forzó a los pensadores teológicos a hacer una opción entre
simbolismo y realismo. Los dos habían sido ligados entre sí por los teólogos
anteriores a él y por los Padres. Aunque las citas agustinianas de Berengario
jugaron un papel importante en la reflexión de mediados del siglo XII que llevó
a una articulación teológica de la noción de sacramento y a la lista de los
siete sacramentos, la reacción contra la doctrina de Berengario por los
teólogos y el papado fue violenta y se expresó en una forma ultrarealista.
Berengario tuvo que admitir que el cuerpo y la sangre verdaderos de Cristo
están presentes sobre el altar después de la consagración, que el cuerpo de
Cristo es roto por las manos del sacerdote y masticado por los dientes de los
comulgantes. Esta misma doctrina parece implicada en los numerosos milagros
eucarísticos de esta época, en los cuales aparecía un pedazo de carne o corría
sangre. Esta doctrina, lo mismo que el término "transubstanciación"
(cuyo uso comenzó a mediados del siglo XII), tuvo a su vez que ser reinterpretada
por los teólogos escolásticos, quienes hacían una distinción entre la presencia
eucarística substancial y los accidentes del pan y del vino. Pero la devoción a
Cristo jugaba indudablemente en el desarrollo del culto eucarístico un papel
más fuerte que el debate teológico. La piedad eucarística se dirigía a Jesús en
la cruz, en tanto la teología eucarística se concentraba en la consagración y
en la presencia de Cristo en la eucaristía, más bien que en el memorial de su
pasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario