Día 9 de diciembre
Concepción de la Santísima Virgen María en Santa Ana
De las oraciones de San Anselmo Obispo (Oración 52: PL 158, 955-956)
¡Oh Virgen por cuya bendición queda
bendecida toda la naturaleza!
El cielo, los astros, la tierra, los
ríos, el día, la noche y todo lo que se halla sometido al poder y al servicio
del hombre , se congratulan, Señora, porque, habiendo perdido su antigua
nobleza, ahora han sido en cierto modo resucitado por ti y dotados de una gracia nueva e
inefable.
Porque todas estas cosas estaban como
muertas, al haber perdido su congénita dignidad de servir al dominio y utilidad
de los que alaban a Dios, que para eso
habían sido creadas; estaban oprimidas y afeadas por el abuso de los que
servían a los ídolos para los cuales o había sino creadas. Ahora se alegran
como si hubieran vuelto a la vida, porque ya vuelven a estar sometidas al
dominio de los que confiesan a Dios, y embellecidas por su uso natural.
Es comos si hubiesen saltado de alegría
por esta gracia nueva e inapreciable, al sentir que el mismo Dios, su mismo
creador, no solo reinaba sobre ellas de un modo invisible sino incluso lo viene
en medo de aquellas, santificandolas visiblemente con su uso estos bienes tan
grandes provinieron del fruto bendito del vientre sagrado de la virgen María.
Por tu plenitud de gracia, o que estaba
en el país de los muertos se alegra al sentirse liberado. En efecto por el
glorioso Hijo de tu gloriosa virginidad, todos los justos que murieron antes de
la muerte vivificante de Cristo se alegran de verse libres de su cautividad, y
los ángeles se congratulan por la restauración
de su ciudad medio en ruinas.
¡Oh mujer llena y rebosante de gracia,
con la redundancia de cuya plenitud rocías y haces reverdecer toda la creación!
¡Oh virgen bendita y desbordante de bendiciones queda bendecida toda la
naturaleza, no solo la criatura por el Creador, sino también el Creador por su
creatura!
Dios, a su Hijo, el único engendrado en
su seno igual a sí, al que amaba como así mismo, le dio a María; y de María se hizo un hijo no distinto, sino
el miso, de suerte que por naturaleza fuese el mismo y único Hijo de Dios y de
María. Toda la naturaleza ha sido creada por Dios, y Dios ha nacido de María; y
de este modo rehizo todo lo que había hecho. El que pudo hacer todas las cosas
de la nada, una vez profanadas, no quiso rehacerlas sin María.
Dios, por tanto, es Padre de las cosas creadas y María es madre de las cosas
recreadas, Dios es padre de toda la creación; María es madre de la universal
restauración: Porque Dios engendró a aquel, por quien todo fue hecho, y María
dio a luz a aquel por quien todo fue hecho, y María dio a luz a aquel por quien
todo fue salvado. Dios engendró a aquel sin el cual nada en absoluto existiría
y María dio a luz a aquel sin el cual nada sería bueno.
En verdad el Señor está contigo, ya que
él ha hecho que toda la naturaleza estuviera en gran grande deuda contigo y con
él.
RESPONSORIO
R.
Proclamad la grandeza del Señor.
V.
Desde ahora me felicitar todas las generaciones.
R.
Por su grande piedad para conmigo.
Después que Adán y Eva pecaron y fueron
convencidos de sus pecados, el Señor antes de pronunciar la sentencia contra
ellos, maldijo a la serpiente que había engañado a Eva, diciendo; “Yo pondré enemistad entre ti y la mujer, y
entre su generación y la tuya y ella te quebrantará la cabeza.” (Génesis 3,
15); (Mt 1, 23. 25; 3, 7; 13, 38; Lc 1, 34 s; Jn 8,44; ; 14, 30; 16, 21; Apoc
12, 30; 20, 1-3, 9), Esta mujer fue la gloriosísima Virgen María nuestra
Señora, a la cual ya desde entonces puso Dios por capitana y dueña del campo,
para que pelease con la serpiente infernal, y le quebrantase la cabeza, y
destruyese su benditísimo Hijo. Y escogerla para tan grande empresa antes de
pronunciar tan grande sentencia, fue para darnos a entender que no quiso
comprenderla ante ella, sino que la eximia de de contraer el pecado original,
que los hombres han heredado de sus primeros padres, y que su concepción sería
toda pura y su alma en el primer instante de ser seria llena de gracia. Por
ello el Señor dice de ella, que es entre todas las hijas suyas como la azucena
entre las espinas; que es amiga suya toda hermosa, sin mancha alguna del
pecado; que es su paloma querida y perfecta, y como un huerto cerrado y lleno de aromas . Y el ángel la llamo “llena de gracia y bendita ente todas las mujeres”. Porque
fue infundida a la virgen en su purísima concepción , no solo la gracia para
preservarla del pecado original ; mas también le fueron infundidas todas las
virtudes morales; y le fue acelerado el uso de la razón y verdadero
conocimiento e Dios; tuvo desde su Concepción la ciencia de las cosas naturales
y morales, que son necesarias para la inteligencia de la divina Escritura y
para a prudente gobernación exterior; y una gracia tan abundante , que causaba
en ella una compostura admirable y divina; porque jamás tuvo movimiento
desordenado, ni dijo palabra ociosa, ni cayo en la menor imperfección del
mundo, ni cosa que oliese a pecado; antes desde el punto de su Inmaculada
Concepción comenzó a merecer la gloria, y tomo la corrida para alcanzar la joya
de la bienaventuranza con tan largos pasos, que a todos los otros santos dejó
atrás. Este privilegio tan singular de María celebra hoy la santa Iglesia, Esta
prerrogativa de nuestra Madre definió ser dogma de fe el pontífice Pío IX, el 8
de diciembre de 1854; y bajo este gloriosísimo titulo de la Inmaculada Concepción
ha sido declarada María patrona de España
y de sus Indias, por haber sido España la nación que mas se distinguió
en honrar a María Inmaculada.
Reflexión: Roguemos hoy con gran fervor a nuestra Purísima
Reina y Madre que no permita seamos victima de la serpiente infernal; que nos
libre de todo contagio de error y herejía, y nos guarde puros e inmaculados en
medio de esa corrupción de costumbre que es la natural consecuencia de la
impiedad; y finalmente que resistiendo con gran constancia dentro de su amparo
a las acechanzas de los demonios y a los malos principios de los enemigos de
Dios, alcanzamos victoria del dragón infernal que ella puso debajo de sus pies,
y merezcamos participar de su triunfo glorioso en la eterna felicidad de los
cielos
Oración: Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada
de la Virgen
preparaste digna morada a tu Hijo; te rogamos pues que con la previsión de la
muerte del mismo Hijo la preservaste de toda mancha, también a nosotros nos
concedas por su intercesión que nos lleguemos a ti puros y limpios. Por el
mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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