Aprendiendo de las enseñanzas de Francisco
De la Caridad
Hermano Mayor y fundador de los Hermandad de los Nazareos
Lograr
una sintonía en el alma y el cuerpo, es lo que enseña Francisco De la Caridad
que en la calidad de Obispo y Padre general de la Hermandad de los Nazareos, invoca siempre a la Santísima Trinidad y al
“Espíritu consolador que esta presente en todas partes.”
Desde
tiempos antiguos tratamos de poder discernir el significado del “si”, a la fe,
que pide que la razón deje percibir la fe de los misterios profundos, trabajo nada fácil
en esta cultura de respuestas rápidas, y de una proliferación de ídolos,
podemos decir que hay una nueva idolatria, los propios pensamientos de uno. En
la enseñanza del Obispo y hermano Mayor enfatiza ese “si”, en la palabra en el
Verbo encarnado que se manifiesta a cada no de nosotros en el Espíritu de Dios,
dejando de lado la costumbre y el mito.
Este acercamiento de la conciencia crística en la transfiguración, golpea nos abrimos y deja salir el amor, significa el dejar vivir a Cristo, realidad
invisible, que obra en la realidad
visible en nuestra imagen. En el conocer a Cristo, siempre la prioridad es la
gracia de Cristo, pero es necesaria la colaboración del sujeto ¿qué se quiere
decir? la respuesta servicial a aquel que dió su vida. Entonces la realidad intrínseca
de la salvación opera, como resultado de la disponibilidad, somos “ganados”,
por la obra del amor en nosotros (teóforos), dice el Obispo Francisco De la
Caridad: “somos extranjeros en este mundo”
Con
sencillez y en la percepción propia de los
maestros de la antigüedad, Francisco de la Caridad, con pedagogía……..señala la
importancia de la oración, del rezo litúrgico, de la participación de la Divina
Liturgia, “porque si participamos quiere decir que Dios esta dentro nuestro”, al ejercer el amor, que explota “en ese
abrupto de amor”, “permite que seamos, porque Dios es”. El saludo de la paz se trasmite desde
el Altar a todos, para que esparza el mensaje
de la paz de Jesús, que “está entre nosotros y siempre estará” como se reza en la Liturgia. El Obispo Francisco De la Caridad, indica que
el llegar a “la conciencia crística” como “el llegar a un pensamiento,
centralizado en Dios”, significa “calmar las tempestades del alma, del
pensamiento, de las circunstancias, de
lo que se ve, para dejar la dispersión de los pensamientos (en griego logismoi),
en la calma, en la paz, que supera todo entendimiento” (en griego, hesyjía).
El
amor y la fe es el fundamento sólido como masa de roca, trasforma al hombre en
su corazón en un templo viviente, habitando Cristo mismo, en el testimonio y en
el actuar al prójimo.
Damos
Gracias a María Nuestra Doncella, en el Icono
de la Santísima Madre de Dios: "La que es pronto para oír", la que “presta
el oído” a nuestros ruegos que interceda ante Cristo Jesús. Amíñ
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