De desfigurado a Transfigurado…
Por Stephanos
Pudimos notar en estas semanas las diferentes lecturas del santo Evangelio el primer Domingo de Cuaresma, se toca el ‘lado oscuro” de nuestra vida, las tentaciones, las pasiones desequilibradas que están en pugna con el sueño de Dios.
En el relato de la tentación a Jesús, El maligno quería que Jesús se alejara del plan de salvación dela misión, y así rompiera o desfigurara la existencia su propósito de la Encarnación.
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Pero Jesús, Gloria a Dios, vence…
El Señor que nos mira |
Hoy se nos presenta la realidad viva, la existencia, hacia el que nos conduce nuestro “tata” Dios, el hermoso relato de la Trasfiguración, que ahora podemos “saborear”. Jesús manifiesta su gloria a sus apóstoles, lo radiante y resplandeciente, anticipo de la gloria celestial. , y estamos llamados a manifestar la identidad de hijos de Dios.
Pidiendo la bendición |
El camino de Cuaresma hacia la Pascua comenzó con la invitación a reconocer, lo opaco de nuestra vida, y ser luz gloriosa que estamos llamados a predicar, la conversión, ser como Jesús.
Lamentablemente dividimos a la humanidad en una delgada línea de bueno y malos, y por supuesto esa línea la que nos toca es la de los buenos, es una manera fantasmagoría no vemos la realidad queremos ver solo lo que queremos y por supuesto lo nuestro los defectos, limites no se ven pero si en el otro.
Sin embargo, ser fariseo o publicano, este juego de luz y sombra, con matices, es en el interior de uno, con la gracia y pesares, angustias.
El camino ese tránsito hacia la verdad, lo bueno y belleza, es la transfiguración que sucede en la vida, por eso todo lo que no es alcanzado por la luz e Cristo, es simplemente una caricatura grotesca. Es un sí o un no, no hay medias tintas o se transfigura o desfigura
Este tiempo litúrgico de Cuaresma nos invita a la paz, a esa serenidad y al orden. Una decisión firme de cambiar esa sombra ¿cómo podemos aceptar y vivir este diseño de Dios? “Este es mi Hijo, el elegido, ¡escúchenlo! Para oír a Jesús, el leer el Evangelio, la palabra, las homilías y permanecer con él en la oración, en medio del bombardeo de la vida en este mundo, reservar un encuentro con el Señor, Jesús convierte el vino y el pan en su Cuerpo y su Sangre. Al recibirlos lleguemos a la Pascua con un corazón purificado dispuesto a iluminar en este mundo desde nuestra vocación y estado.
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