El capellán como
servidor.
Un aporte de la
comunidad del Buen Pastor.
Capellanes Apóstol Mable Martínez ; pastor Raul Radakoff |
¿Qué
lugar ocupa el capellán en la Iglesia? ¿Cuál es su relación con el equipo de
pastores? Y ¿cuál es el código de ética? Y sobre todo ¿Cuál es el argumento
teológico y bíblico para sostener la ordenación del capellán?
Primeramente
el capellán es un servidor, “al servicio” de la comunidad, también es aquel que
ministra con autoridad civil y religiosa, tomando a la persona como unidad
transcendente e irrepetible, con un nombre propio e identidad. Otro punto es
que la visión del capellán es cristocéntrica o dicho más sencillamente, ve con
los ojos de Jesús, en el abrazo amoroso de Cristo. Las virtudes como la
empatía, el encuentro con el otro, desde el “reconocer”, no solo con la mirada,
sino en el interés de decir “gracias”, “ser hospitalario”, “convidar un vaso
con agua”, “dar la bienvenida”, es la
de cultivar una actitud de confianza que “gane” al oyente desde la cortesía y
desde un Evangelio que asista en una fe cimentada en el Reino, que no es
lógico, pero si perfomativo, que produce
cambios en la persona.
Desde
el punto de vista bíblico, los capellanes como servidores, están sostenidos con
ejemplos concretos, como los coperos del
rey, de gran influencia en la corte, por ejemplo José de Egipto, Mardoqueo el
tío de la reina Ester, y por supuesto Daniel y sus tres compañeros.
El
discernimiento que ejercían provenía de una formación divina, en el que Dios
los abraza y cubre con su regazo.
Y ¿su
relación con el resto del esquipo de pastores-capellanes? Es de un trato
cordial, en la unidad del espíritu, en oración, preguntando cual es la voluntad
de Dios Padre, que busca siempre el bien de los asistidos, los pacientes,
profesionales, penitenciarios, etc., en una voz que refleje siempre a
Jesús.
Y la
ética que vive es la de Cristo, basada en una Persona, una ética que sea la del
“Rey de gloria”, con un cuerpo anclado en los mandamientos por amor, en las
bienaventuranzas.
En la mirada holística toma al sujeto desde lo físico-psíquico,
espiritual y social, por eso la idoneidad del capellán, en las diferentes
materias que cursa para capacitarse y dar una respuesta de su ordenamiento
“apartado” con aceite bendecido, como autoridad puesta por Dios.
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