domingo, 25 de octubre de 2015

Artículo de estudio nº 1: De como La Divina Liturgia nos conduce a la mentalidad del Reino, en la oración del corazón.


Artículo de estudio  nº 1: De como La Divina  Liturgia nos conduce a la mentalidad del  Reino, en la oración del corazón.
 
La lectura espiritual, fortalece al alma, comenzando siempre con el rezo del Nombre dulce de Jesús, aquí el Muy Rev. Arcidiácono Hermes en la reflexión de la palabra.
 
                                                           Colaborador  Fr +  Stephanos

Cada ortodoxo tiene la autoridad por su bautismo de decretar un año de victoria, ser portadores de luz, solicitar en el Señor la bendición haciendo la voluntad su “fiat”, de Dios. Juan Casiano, quien pasó diez años en el desierto, escribía en sus Conferencias: "Una vida santa es más educativa que un sermón." Cada cristiano lleva una vida centrada en Dios “exagoreusis”. Somos “logoi”, en cierta medida se manifiesta, es un privilegio como en cuantos somos virreyes en la tierra. Dios es el único que posee inmortalidad, lo anuncia Cirilo de Alejandra como anuncio kerigmatico: Jesús “se hizo hombre para que el hombre se haga Dios” y en palabras de San Atanasio, nuestra salvación se basa en obtener un compañerismo, una relación con Dios, por lo tanto la salvación es la restauración del compañerismo del hombre con Dios, con la Encarnación, donde la materia se vuelve  capaz de ser PORTADORA DEL ESPÍRITU.
En el recinto sagrado,  el Reino del espíritu se hace presente en el icono, en una atmósfera de paz. Estamos agradecidos a Dios que en su plan nos invita a ser servidores con una mentalidad del Reino apostólica, en su dominio teocrático. Si se tiene autoridad, nuestras obras de si hablan de nosotros. La Liturgia enfatiza no solo el sacrificio, sino el Reino, la cristificación:  "Bendito es el reino del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos" proclama el sacerdote en su primera Antífona,   glorifica a la Santísima Trinidad,  la concepción acertada bíblica teológica, cimentada en la tradición, en unidad de los Padres de la Iglesia y de  los obispos en unidad, cuando hay armonía en una misma mente es el espíritu que habla, no hace diferencias ni discusiones. En la oración de los fieles, se reza con ánimo y espíritu de invitación: “Participemos de Tus Santos Misterios sin culpa ni condenación, y lleguemos a ser dignos de Tu reino celestial.”(Pág. 18), pronuncia el presbítero al “Rey de gloria” . La oración del corazón, simplificada, sencilla, nos convierte en "meditadores", nos presentamos a cargar la Cruz,  donde la mente y el corazón se unen en una unidad, a saber reposar al nivel del cardias, al comenzar a ver la transparencia del otro, y ¿que significa? ver en el otro  un hijo de Dios, reconocerle, ser un niño, dejarse querer y amar. La Liturgia nos moldea y nos prepara para la deificación, sabiendo que la oración constante es un don de Jesús. El recuperar la fe,  es sencillamente dar ese primer paso, rezar "la oración del corazón" en la caridad , la esperanza y en la integridad. ..y nuevamente no olvidemos  que la inteligencia, la lógica, la razón, lo académico, tiene su lugar correcto, en la naturaleza, pero Dios le regala a aquellos que se colocan  en sus manos, la sabiduría, al  tener  nuestras inquietudes en Dios, saber desesperarse en Él, enloquecerse  en Dios, respirar su atmósfera, en la memoria de Dios.


Aprender a llevar la Cruz.


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