La adoración a Dios, la oración
Rev P. Archidiácono Hermes
Stephanos
"La practica de sencillez nos acerca más a Dios", Hermano Nazareo, Arcidiácono Hermes |
Rev Hermes preside el rezo con el Komboskini |
Como ministro diaconal el Rev Hermes da la bendición |
El fin de las ceremonias
es siempre adorar a Dios, porque ese es
el propósito de nuestra oración, y Dios tiene el derecho de recibir la
alabanza. Los sacerdotes y sobre todo los diáconos como servidores que atiende el altar (santo
bema), al público a los enfermos, pobres
y desamparados y los que tienen alguna necesidad, en dar la bienvenida, son los colaboradores directos de los presbíteros
quienes se dedican de buena gana a la enseñanza
del Evangelio, en la oración como rezo, en el aumentar siempre el amor a Dios
que nazca en nuestro corazón y que brille en nuestra mente, la idea central es
aprender a escuchar a Dios, a ser perceptivos. Las oraciones tienen que ser alegres, agradecer, decir que amamos a
Dios, “gracias Padre mío”, “Oh padre mío”
cuando estamos angustiados, “Señor perdónalos”, cuando vemos alguna injusticia,
“Oh padre tu harás justicia”, usar las oraciones claras, que clarifiquen los
sentimientos del alma y llenen el alma con la luz…”Haz brillar en nuestro mente la luz…” como dice la divina Liturgia de San Juan Crisóstomo. Llenamos el corazón con el amor,
se llena del ruhaj y será radiante como pneumatoforo , al recibir
la gracia (jaris) increada. Las oraciones sencillas nos llevan a creer en la defensa positiva
de Dios, en una esperanza. Cada ortodoxo con piedad hace el signo de la cruz se persigna con la
fe en Dios y esto significa que percibe y discierne la defensa de Dios. Cada fiel se alimenta, hay alegría y serenidad
del alma después de la comulgación.
La bendición de los
sacerdotes de Dios es vivificante, nos permite afrontar con alegrías la semana
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