El obispado de Nazaret, decálogo y fines
Stephanos
Los obispos de Nazaret en su línea sucesoria apostólica, por autoridad real y divina. Divina como sucesor de los apóstoles, real porque provienen de la línea real,
en este caso de San José de la descendencia del rey David, privilegio sumo, que
inculca la majestuosidad del llamado como episkopo de la Iglesia. El obispo de Nazaret,
designación inspirada, su fuente se encuentra
ya en el primer testamento, ¿que nos enseña Nazaret en la persona de San José? Nos ilustra
la alegría y centralidad en Jesús.
El obispo de Nazaret inculca la felicidad, viviendo lo cotidiano y compartiendo. El obispo
que lleva en sus hombros el título de Nazaret, lleva a las gentes el amor sumo y lo sencillo.
La oración litúrgica es importante por elevar las plegarias al Padre en la confianza de hijo |
El decálogo de San José, “el santo silencioso”
1. en el amor se busca el bien
2. Amor en lo espiritual que
prevalece.
3. Saber estar cuando nos necesitan
y estar en silencio como San José.
4. Ser otro Cristo, espejo de
Dios.
5. Amar desde la pobreza que edifica, como san José que
cuidaba su familia.
6. temer a Dios no al hombre.
7. Ser la sal y lumbreras, tender
hacia adelante, el yo se convierte en el tú de Dios.
8. humildad.
9. buscar la voluntad de Dios,
como san José que escucho y obedeció la voz del ángel.
10. saber que el criterio de Dios
para juzgar es el amor.
La luz creada reflejo de la Luz increada |
El primer es aceptar la repuesta del abandono como
riqueza que colma el corazón, en reposo del
espíritu, en las bienaventuranzas.
Reconciliación: en la oración y prácticas
pías que nos lanza a recibir los Santos y vivificantes Dones. El dinamis, poder y fuerza se recibe y
comparte
Un estilo de vida y misión,
adaptado a nuestros tiempos sin perder el carisma del padre fundador que nos prepara e instruye en la aplicación
del evangelio como heraldos en medio de
nuestros hermanos.
Nuestro ser se hace operativo en
el saber estar, en:
La movilidad y adaptabilidad, movilidad en el
movimiento de la voluntad divina, “epectasis”, (Fil 3, 13-14) adaptable, al
participar de la gloria de Dios (el carácter). El Espíritu
de la divina Liturgia, en la hermandad de los nazareos se busca en el siglo en la "íntima amistad con Jesús", en la
interioridad donde el crecimiento no se detiene, sino que avanza hacia la obtención
de la corona de justicia. La madurez espiritual es relacional a partir de reconocer al otro
hermano.
Pedimos a Nuestra madre Ntra. Sra.
de la Ternura que vigile y cuide nuestras vidas y vocaciones, dando a conocer
el kerigma de la salvación desde nuestro estado clerical o seglar. El verdadero
conocimiento espiritual sobre Jesús proviene
de ‘reposar’ sobre su corazón", en
la mirada del Pantocrátor.
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