“Grandes cosas ha hecho Dios
con
nosotros y por eso nos alegramos”
(Salmo 126, 3)
LA BIBLIA.
Contribuido por Stephanos
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La Biblia, en un lugar noble, nos recuerda siempre la Presencia de Dios |
La palabra de Dios llega por medio de sus servidores,
el Evangelio de hoy, edifica y nos cambia y ese Dios que se oculta en la palabra, el misterio, se nos da a conocer en la
dirección espiritual, en las homilías, y por supuesto en la lectura de la Santa
Biblia.
La educación y la pedagogía que es impartida en el Patriarcal
Ateneo san Marcos, nos brinda las herramientas para poder defender y explicar la fe
expecta, ortodoxa que proviene del depósito de la fe. Esto se debe a que “la Palabra”, el Evangelio no está encadenada,
se necesita la actitud de estar dispuesto a querer entender. Esta palabra,
bondadosamente el Padre Dios, la descubre a los humildes, sencillos, más que a los doctos (San Mateo 11, 25). San Juan Crisóstomo, nos recomienda
amar la palabra de Dios, palabra no
difícil, sino profunda. Requiere atención.
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Dios nos muestra el camino, su palabra es una luz para nuestra vereda. |
Jesús desde su pedagogía divina, nos ilustra la
enseñanza en parábolas, para edificación, de la espiritualidad del fiel, para madurar en
la fe. Las Santas Escrituras, se valora el estudio, la búsqueda sincera de
saber dar una respuesta cimentada, para no olvidarnos de Dios (Deut 8, 11-20).
Encontramos siempre consuelo al leer la Biblia, la colección de librillos, se
lo divide en Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.
El examinar la Biblia, colocarla en un lugar noble,
encender una velilla, la lectura diaria,
la reflexión, y puesta en común, en la lectio divina es propio de la piedad.
El rezo, al
comienzo de la lectura, pedirle a nuestro santo patrono y al ángel guardián, es
signo de querer vivir la cruz. Dice el Señor que es“ manso y humilde”, su
dulce rostro, su ser es la mansedumbre personificada.
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Una hermana nazarea meditando las Escrituras "en voz baja" |
La memoria hilo conductor, la biografía, la identidad
del yo, alma eterna, es lo que da el sustento a la individualidad y
trascendencia de la persona, hablamos con Dios, nos llenamos de Dios, único
trascendente y eterno.
¿Cono llegamos a conocer a Dios? Para entrar en la
proximidad con Dios, debe aprenderse a confiar con los que han ya estado,
enterarse en las Escrituras, y darse
cuenta que así es imposible explicar cómo es el color naranja a un ciego, o el
sabor a alguien sin lengua, para acercarnos “un poco” a la majestad de Dios, hay que dejarse
penetrar por la jaris, la adquisición
del Espíritu Santo, es el único propósito el alma arderá y saltara para darlo a
conocer. Él es el que actúa, el único
propósito es Cristo, la centralidad es Cristo, no es por los méritos propios.
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La formación, en una pedagogía significativa |
En la lectura de la Biblia nos ponemos en contacto con
el amor, si ese amor empieza por lo terrenal, o lo relacionamos con lo
“mundano” pierde el rico significado.
Compartimos ese amor que no encadena, fruto del Amor
donado (porque Él nos amó primero), San Máximo el Confesor nos dice que: “El amor es manifestado no solamente por
medio de la distribución de las propiedades personales, sino aún más, por medio
de esparcir la palabra de Dios y obras de caridad” (Capítulos sobre el Amor
1.26). Oír la palabra de Dios, es el que se ha dejado penetrar por la virtud,
conquistado el corazón, pues se
experimenta que no puede comparase a nada, lo sobrenatural, que se cree.
Solo el corazón tiene la capacidad de recordar (1 Cron
28, 9). En el Santo Evangelio según San Marcos 4, 13, nos advierte que el razonamiento, el
escuchar cuidadosamente, nos ayudará a percibir las manifestaciones divinas en la
intuición y experiencia. Ahora amorosamente Su Beatitud SB YURI, Emigidiusz Ryzy, siempre decía que el sacerdote tiene que estudiar la Biblia y saber la Liturgia, pidamos al Señor que escuche los ruegos de este santo varón, que ya descansa en su seno, que hónrennos su memoria y siempre recordamos que compartimos el mismo cielo, como esta tierra. Amíñ.